Los antecedentes de la confiscación se
encuentran en la antigua Roma, donde se aplicaba como pena por la que se
privaba de sus bienes a los ciudadanos a quienes se consideraban fuera de la
ley y privados de sus derechos civiles y políticos. De igual manera, en la Edad
Media, fue una figura muy utilizada por diversos estados.
Tradicionalmente la doctrina del
derecho administrativo la ha concebido, como una medida ilegal y arbitraria que
realiza el Estado al apoderarse de los bienes de un particular, ya que esta
figura no encuentra respaldo ni reconocimiento en la Constitución, ni en las
leyes ordinarias que nacen de la misma.
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